Aprender a nadar requiere que estemos cambiando hábitos. Somos criaturas del hábito. Somos lo que hacemos repetidamente, y forjamos nuestra identidad alrededor de ello. Los hábitos nos hacen sentir cómodos, y nos ubican en una zona de confort que nos permite neuronalmente realizar varias tareas a la vez (e.g caminar y comer chicle). El problema que padecen los hábitos es que deben cambiar; por que como dice la canción de Mercedes Sosa, “Cambia, todo cambia”. Así como no nos bañamos en el mismo rio dos veces, tampoco habitamos el mismo cuerpo dos veces. Nuestro cuerpo y mente se encuentran en un cambio constante, en una pugna continua por tratar de adaptarse a los factores de estrés del mundo exterior. Los hábitos, entonces, son actos que llevamos acabo constantemente para sobrevivir ciertas situaciones de nuestra vida.
Al pasar por la vida acumulamos hábitos hasta el punto que nos frenamos, dejamos de “evolucionar”. Esto lleva a sentirnos insatisfechos con nuestra vida, a sentirnos incompletos. Es en estos momentos donde tenemos que dejar ciertos hábitos y adquirir uno nuevos; unos hábitos que nos hagan sentir bien, felices y satisfechos.
Cambiando Hábitos
Cambiar un hábito es una mierda. No solo por el esfuerzo mental y físico que requiere, sino porque reta y pone en juego nuestra identidad frente a la sociedad que tanto buscamos que nos acepte. Cambiar de “look” siempre causa inseguridad; perder peso y dejar de ser “Mi gordo o mi gorda” tampoco es fácil. La gente que nos rodea ya nos identifica con ciertos patrones e imagen, y el que los estemos cambiando, tampoco es fácil para ellos.
Es en este momento en el cual uno se tiene que mirar al espejo y convencerse que el cambio lo hago por mí y no por los demás.
Realizar una actividad nueva siempre nos cuesta. Debemos empeñar gran parte de nuestro cerebro para lograr una mayor concentración y esfuerzo para hacer la tarea bien; con todo y eso nuestros movimientos son lentos y torpes; he aquí donde nos da rabia, pataleamos y tiramos la toalla. Nos cuesta salir de nuestros hábitos pasados y como dije antes, “eso es una mierda”. Por naturaleza estamos programados para ahorrar energía, y cambiar un hábito nos implica hacer todo lo contrario. Un hábito requiere de alrededor de 21 días para establecerse. Esto se debe a que el cerebro se tiene que reprogramar para liberar espacio y que la tarea nueva no requiera tantas neuronas… necesita tiempo para volverse más eficiente.
Así que ¡¡¡¡TENGAN PACIENCIA!!!! cuando estén aprendiendo a nadar.
Cambiar de hábito requiere de dos componentes: la motivación y la habilidad. Una vez tengamos esas dos solo requerimos de un disparador.
La motivación debe ser tu sueño; pregúntate ¿Cuál es la razón por la cuál me estoy sometiendo a esto? La respuesta te debe generar un fuego en las entrañas, una emoción que te saque de la duda en que estás y que te lleve a entrenar lo que necesitas entrenar.
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La habilidad tiene que ver con la capacidad que se tiene para hacer la actividad nueva. Traducción tu cuerpo debe estar en buenas condiciones, es decir, salud, movilidad, fuerza y resistencia deben bien. Esto claramente depende de la actividad
Finalmente se requiere de un disparador. Un disparador es algo que nos recuerde que tenemos que actuar; puede ser una alarma, cambiarse el reloj de mano, lo que le funcione a cada cual. Solo hay que recordar que entre más se frecuente y constantemente se practique la actividad nueva, más rápido se va a adquirir.
Mi consejo para cambiar de hábito es tomarlo un día a la vez, un paso a la vez. No se agobien con todo el cuadro, más bien disfruten cada pincelada.